iPhone X vs. Huawei Mate 10 Pro

El iPhone X y el Huawei Mate 10 Pro son, sin duda, los dos smartphones del momento. Con el lanzamiento del iPhone X, Apple intenta imaginar el smartphone del futuro, mientras que con el Mate 10 Pro, Huawei se ha adentrado con razón en el selecto círculo de fabricantes de smartphones de alta gama. El concepto que distingue a estos dos nuevos objetos de deseo es la inteligencia artificial, que, si bien fue elegida como principio rector para el lanzamiento del Mate 10 Pro, sin duda no está ausente en la última creación de Apple. El reconocimiento facial, el ajuste de la exposición fotográfica según diferentes condiciones y la mejora del asistente de voz Siri son algunas de las características que también acercan el producto de Apple al concepto de IA. Huawei, por su parte, sigue buscando mantener un alto nivel de rendimiento en la cámara, que con 20 megapíxeles supera con creces la de Apple, que solo tiene 12. Sin embargo, para algunos, esta diferencia no afecta a la calidad de la foto, y podemos confirmarlo parcialmente, señalando también cómo, por ejemplo, el retoque de retratos del iPhone X es particularmente exitoso. Y no olvidemos que Apple está introduciendo la tecnología OLED para las pantallas de sus smartphones, lo que dificulta que otros competidores igualen la reproducción de fotos y vídeos. Analicemos ahora en detalle las características de ambos smartphones, que no deberían perder su estatus de gama alta en el mercado móvil durante varios meses:

En cuanto a los precios, especialmente para el Huawei, ya hay ofertas que pueden rebajarlo en al menos 100 €. En cualquier caso, el iPhone X sigue siendo unos 300 € más caro e incluso supera el umbral psicológico de los 1000 €. Pero ¿merece la pena todo este dinero? Al fin y al cabo, son cantidades que ya no se gastan ni siquiera en portátiles. Digamos que, en ambos casos, la tecnología empleada justificaría los precios, y la sensación es que estos modelos marcarán un hito en la evolución del mercado de los smartphones. Y la innovación, como sabemos, tiene un precio.